Somos una red de investigadores que trabaja para la libre circulación del conocimiento y para mejorar el diálogo entre las ciencias del mar y el conjunto de la sociedad.

23 ago 2010

Gestión integrada de zonas costeras y producción de energía. Será Chile un ejemplo?


Mientras escribo estas lineas, lunes 23 de agosto del 2010, se está votando el proyecto de la central Termoeléctrica Barrancones en Punta Choros, Chile. Una central termoeléctrica que estará sobre la reserva de Pingüinos de Humboldt. La punta del iceberg de 7 centrales termoeléctricas de tecnología obsoleta que se votarán en Chile en los meses que viene. La siguiente urgencia será la central termoeléctrica Castilla, ahí veremos como la política gestiona las zonas costeras, las comunidades que ahí viven y la salud de los ciudadanos de su país.

Desde la Revolución Industrial, la producción de energía ha sido uno de los pilares de nuestras sociedades. Actualmente, el 85% del consumo mundial de energía es abastecido por la combustión de petroleo, gas o carbón. En la gestión de estas fuentes de energía fósil convergen tres de los mayores retos que se presentan a las generaciones del siglo XXI:

(i) Cómo hacer compatible el desarrollo industrial con la preservación de los ecosistemas.

(ii) Cómo reducir las emisiones de gases de efecto invernadero consecuencia directa del uso de combustibles fósiles.

(iii) Qué marco legal ha de definirse y aplicarse para proteger la salud pública de los ciudadanos.

En el caso del proyecto de la central termoeléctrica Castilla, estos tres retos se definen en función de los riesgos asociados a la construcción y al funcionamiento de las plantas termoeléctricas de combustibles fósiles que son, por ejemplo: perdida de la biodiversidad, emisión de CO2, lluvia ácida, contaminación de capas freáticas, aumento de enfermedades y muerte prematura de los ciudadanos.

Para poder responder a estos retos, la República de Chile obliga a las industrias que proponen un proyecto de producción de energía a la realización de un proceso de calificación ambiental. Para que el informe de calificación ambiental sea útil, es fundamental presentar de forma explícita:

Cómo se modifican el hábitat y las condiciones de vida de las comunidades locales.

Especies marinas y continentales protegidas en la zona de explotación.

Cuáles son las emisiones de CO2, SO2, NOx, CO, arsénico, cadmio, mercurio, níquel y el resto de componentes que presentan un riesgo para la salud pública.

Cómo se han calculado las emisiones potenciales y cuál es su margen de error.

Cómo se tiene previsto supervisar las emisiones si la central se pone en marcha.

Qué tipos de desechos sólidos se generan y cuál es su vida media.

Cuáles son las consecuencias del transporte y del almacenamiento de los desechos.

Cuáles son las fuentes de combustible. Cuáles son las consecuencias del transporte y las del almacenamiento.

Esta serie de puntos responde a la urgente necesidad de no cometer los errores que se han cometido en otras zonas del mundo donde, por ejemplo, se ha demostrado:

Que los alumnos de un colegio vecino a una planta termoeléctrica en Israel, presentan enfermedades respiratorias asociadas a la polución por SO2 y NOx (Yogev, 2010).

Que los trabajadores de la central Afsin-Elbistan, en Turquía, presentan alteraciones cromosómicas y que la proporción de afectados aumenta significativamente en función del tiempo de exposición (Celik, 2007).

Que la agencia internacional del cáncer identificó y publicó en 1987 los riesgos asociados a la gasificación del carbón en la producción de energía, clasificando 7 elementos de las emisiones en el “grupo 1”: cancerígenos (IARC, 1987).

Que millones de peces y billones de larvas son engullidos por los sistemas de refrigeración que captan agua de mar, poniendo en peligro las pesquerías. En el estado de California se han cerrado dos centrales en este año 2010 y 19 están siendo investigadas por esta razón.

Que en Milazzo el cáncer de páncreas es un 10% mayor en los habitantes próximos a la central termoeléctrica, que hay un 12% más de enfermos de asma y un 4% más de muertos (Triolo, 2008).

La lista de errores en el pasado es extensa (más de 200 artículos publicados en la última década en la prensa especializada) e ilustra la necesidad de respetar las etapas de puesta en funcionamiento de una central termoeléctrica y de utilizar la mejor tecnología disponible para disminuir un máximo el riego de catástrofe económica, social y medioambiental. En ese diálogo riesgo<->sociedad es importante tener en cuenta tres reivindicaciones:

(i) la reivindicación de pertinencia: ¿vale la pena dedicar tiempo a este riesgo?

(ii) la reivindicación de causalidad: ¿cómo funciona este riesgo?

(iii) la reivindicación normativa: ¿se considera que el riesgo es congruente con nuestros valores?

Si prestamos atención a cualquiera de los riesgos asociados al proyecto de la central termoeléctrica Castilla, nos damos cuenta de que: (i) es pertinente dedicar tiempo a cada uno de los riesgos; (ii) el proyecto industrial conoce una buena parte de la relación causa-efecto de su actividad; es consciente de las consecuencias del desarrollo de su proyecto; (iii) asumir cualquiera de esos riesgos entra en conflicto directo con los valores constitucionales de la sociedad chilena.


Por suerte existe tecnología en el mercado que permite desarrollar proyectos industriales de generación de energía con combustibles fósiles que respeten la vida de los ciudadanos, el medio ambiente y el desarrollo económico de un país. Hagamos un esfuerzo por aplicar de forma responsable la mejor tecnología, con la mayor transparencia, a los proyectos de producción energética en Chile, al bienestar de sus habitantes y a la conservación de sus territorios costeros.